Víctimas del comercio ilegal internacional y de la destrucción de sus hábitats a consecuencia de la intervención humana, los loros se encuentran entre los grupos de aves más amenazados del planeta.
Alrededor de un tercio de las especies de aves Psitaciformes, loros, guacamayos, cacatúas, papagayos, periquitos o cotorras, están en estado crítico de conservación, según un reciente estudio de Bird Life International y de la Australian National University publicado en la revista científica Biodiversity Conservation.
Más de la mitad de especies amenazadas
El trabajo concluye que este grupo de aves está en la cuerda floja, al mismo nivel que las aves marinas. Incluso por delante de las aves de presa, tradicionalmente muy castigadas.
A la caza y el trampeo se le suma la reducción y degradación de sus hábitats, sobre todo en áreas tropicales y subtropicales con el objetivo de transformar áreas forestales en tierras de cultivo es una de las principales causas de su crítica situación.
“Afrontan un amplio abanico de peligros”, afirma Stuart Butchart, director científico de Bird Life International, quien también señala que los loros afrontan uno de los mayores índices de extinción y hasta el 56 por ciento de las especies están amenazadas.
Más allá de las estadísticas, hay tres situaciones especialmente peligrosas. Los expertos señalan como especialmente vulnerables las especies que tienen una pequeña distribución histórica, así como aquellos de mayor tamaño, más longevos pero con pocas crías, con el agravante de que alcanzan la madurez sexual más tarde, con lo que las poblaciones se ven comprometida.
La ubicación es otro factor a tener en cuenta, en especial cuando los loros viven en zonas boscosas. Si el bosque desaparece, ellos pierden su hogar, sin alternativa posible. Los expertos nos recuerdan también que las aves de gran tamaño suelen formar poblaciones pequeñas, lo que les expone más a la caza furtiva.
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