Decía Winston Churchill que nadie puede llegar a su destino
si se pasa el día tirando piedras a cada perro que le ladra. En ocasiones, ignorar
es una forma muy acertada de actuar con inteligencia, de dejar a un
lado lo que no merece la pena.
Ahora bien… ¿qué es en realidad aquello que “no merece la
pena”? Eso es algo que cada uno de nosotros debemos valorar, porque cada
situación personal es única.
Para unos serán las críticas, las personas negativas y, para
otros, lo que no merecerá la pena serán, sin duda, los miedos personales,
los pensamientos limitantes.
Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre este
tema tan importante dentro del área del crecimiento personal: saber
enfrentarnos e ignorar todo aquello que nos impide avanzar con libertad
y en plenitud.
El arte de ignorar con inteligencia
Ignorar con inteligencia debe ser un arte, un acto de sutil
acierto y madurez. Nunca debemos ignorar aquello que de verdad es importante:
- Las
personas que nos quieren y que con su afecto y apoyo nos
permiten crecer.
- No
debemos ignorar determinados aspectos de nosotros mismos, como esas
virtudes que podríamos potenciar un poco más para alcanzar nuestros sueños
y objetivos.
- No
es adecuado ignorar las necesidades ajenas que están bajo nuestra
responsabilidad.
Veamos ahora algunas estrategias que nos permitirán poner en
marcha cada uno de los componentes que definen el arte de ignorar.
Nuestro peor defecto es “posponer” la felicidad
En un interesante artículo publicado en la revista PsychologyToday se nos explica que, en ocasiones, las personas dejamos
escapar una oportunidad tras otra porque, sencillamente, pensamos que no es el
momento.
¿Qué es aquello que nos hace creer “que ahora no es el mejor
momento”?
- Los
comentarios o los juicios de los demás. Un ejemplo: No
somos felices en nuestro matrimonio, pero nuestros padres nos dicen aquello
de “aguanta un poco más”.
- Obedecemos
por miedo, por temor a decepcionar a los demás e incluso
por llegar a creer que la felicidad puede aparecer de un día para otro si
lo hacemos, si aguantamos un poco más.
La felicidad no se pospone. Si nuestro corazón y nuestra
mente nos dice que no estamos bien, es necesario ignorar todo aquello
que nos pretenda convencer de lo contrario.
Para ello, se requiere valentía.
Ignorar críticas y comentarios dañinos
A pesar de que a simple vista pueda parecer sencillo ignorar críticas,
comentarios dañinos o poco acertados, en realidad es algo que nos
cuesta mucho porque afecta directamente a nuestra autoestima.
- Los
comentarios negativos que más nos afectan son aquellos que vienen
directamente de una persona que nos es significativa.
- ¿Cómo
ignorar las palabras de nuestra familia, de nuestra pareja o nuestros
mejores amigos? Bien, hemos de tener claro un aspecto: las personas que
nos quieren propician nuestra felicidad y nos muestran respeto.
- Quien
pone muros a tu crecimiento personal, quien vulnera tu autoestima, te
humilla mediante sutiles ironías o un tipo de lenguaje cargado de
desprecio nunca profesará un cariño sincero.
En estos casos, ignorar es actuar con inteligencia.
La valentía de saber ignorar los pensamientos limitantes
de uno mismo
En ocasiones, nuestros peores enemigos no están
fuera, sino en nuestra propia mente:
Existen ciertas actitudes limitantes que residen en nosotros
debido a nuestra educación, e incluso a la influencia de otras personas que nos
hacen creer que “no sabemos” o que “no podemos”.
- A
veces, una baja autoestima también nos quita el aliento de la valentía
para dar el paso, para decidirnos a ignorar personas, cosas, situaciones o
entornos que, lejos de aportarnos felicidad, nos hacen daño.
- La inseguridad
personal es otra dimensión muy común que suele ponernos en más de
un dilema. Por ejemplo, no nos atrevemos a dar una negativa a esa
invitación a un evento al cual no deseamos ir, pero que tampoco queremos
obviar por miedo a “quedar mal”.
Todo ello son pequeños ejemplos que, de acumularse, de
convertirse en el tema central en nuestra vida, harán sin duda que
estemos más supeditados al qué dirán que a nuestra propia voluntad.
No es lo adecuado.
Ignorar con inteligencia es también el arte de la valentía
personal y de la convicción de que, para ser felices, debemos
atrevernos a decir “NO”, a romper muros y a dar el paso.
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