Ir al contenido principal

Oler los pedos; ¿es bueno para la salud?

En su primera película como directora, Requisitos para ser normal, la actriz Leticia Dolera reflejaba una costumbre que, aunque parezca de lo más extraña, bastantes personas practican. Es el llamado "horno holandés", que consiste en soltarse una ventosidad en la cama y sumergirse bajo las sábanas para recrearse oliendo su fétido aroma. Suena bastante asqueroso, para que negarlo. Pero quienes lo practican se justifican diciendo que ese hábito puede resultar saludable.

Dicha creencia nace de un estudió realizado por la Universidad de Éxeter, que reveló que algunos de los componentes de nuestros pedos, como el sulfuro de hidrógeno pueden ser beneficiosos a la hora de prevevir ataques al corazón o enfermedades como el cáncer. La clave, al aparecer, está en uno de los componentes de dicho gas, el AP39 que, en pequeñas cantidades, sirve para reparar los daños mitocondriales de las células.

La mitocondria produce la mayoría de la energía en una célula, y si es dañada no podrá controlar la inflamación, lo que provocará su muerte. Y, lo que los autores del estudio han descubierto es que, para evitarlo, las enzimas de dicha célula producen pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno que la mantienen viva.

Por supuesto, el sulfuro de hidrógeno está presente en nuestras flatulencias, pero ¿eso significa que olerlas nos puede ayudar a prevenir las enfermedades antes citadas? Los autores del estudio no lo saben con seguridad. Los resultados que han observado se han producido únicamente en casos en que ese gas es producido naturalmente por las propias células así que, inhalarlo, podría no servir para nada más que para pasar un mal rato.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Reloj Biológico Chino; ¡No falla!

En la medicina tradicional china hay un tiempo para cada cosa, organizarse bien y saber que actividades hacer en cada momento del día es crucial para la salud. Nuestros cuerpos funcionan como relojes mecánicos, cada órgano y meridiano tiene un período de unas dos horas en que el qi (energía) está en el nivel máximo. En la medicina china el día se divide en 12 períodos de dos horas, son las llamadas “12 ramas terrestres” y reciben los nombres siguientes: zi, chou, yin, mao, chen, si, wu, wei, shen, you, xu y hai. Los 12 meridianos son los ríos a través de los cuales el qi recorre nuestro cuerpo llegando hasta cada uno de los órganos, éstos funcionan mejor cuando el flujo de energía que reciben es mayor. Por lo tanto el llevar a cabo cierta actividad en el momento adecuado asegura que los órganos y sistemas involucrados estarán en las mejores condiciones. Los trastornos en el flujo de energía derivan en problemas de salud. Este ciclo de 24 horas se cree que ayuda a saber

Las personas inteligentes no se enamoran tan fácil

El amor es algo que es muy difícil de explicar. Te propongo una reflexión muy interesante que te ayudará a ver las cosas acostumbradas desde otra perspectiva. ¿Por qué las personas inteligentes batallan para conocer a su media naranja?  1. Analizan los sentimientos, tanto propios como ajenos  Las personas inteligentes saben reunir información y sacar conclusiones. Y esta habilidad les juega una mala broma, pues son más propensos a «huir» de la relación en cuanto se presentan las primeras señales de problemas. ¿Malos entendidos, discusiones? No somos uno para el otro, adiós. 2. Necesitan más tiempo para abrirse  El cerebro no deja de trabajar jamás sacando a la superficie todos los detalles y motivos posibles del por qué todo puede salir mal. Como resultado, a las personas inteligentes se les hace difícil abrirse con los demás, saben y entienden que cualquier relación es un riesgo. Por eso muchas veces lucen frías y reservadas aunque en realidad, no es así. 3. Confían en s

Ser una persona feliz

Es el objetivo universal del corazón. Todas las personas anhelan lo mismo. Y la realidad es que, en muchos casos, tenemos posibilidades de conseguir esta meta haciendo sencillos cambios en nuestra vida. Es cierto que existen situaciones de mucho sufrimiento en donde es más difícil experimentar esta alegría interior. Sin embargo, por fortuna, la vida tiene muchos momentos bonitos y agradables.