Quizá te preguntes, como me preguntaron hace poco a mi, cómo es posible eso de amar incondicionalmente, o sea sin condiciones, aunque la otra persona haga cosas que no nos gusten, bien, hay un concepto que hay que tener muy claro: Amor incondicional NO ES permitir que me dañes…
Amor Incondicional es PERMITIRTE SER, respetar tus procesos, respetar tu libre albedrío, tus creencias, tus aciertos y tus errores, SIN JUICIO
Amor Incondicional es conocer tus SOMBRAS y amarlas de la misma forma que amo tus LUCES, no temer ni a las unas ni a las otras, mirarlas con el mismo amor, SIN JUICIO.
Amor Incondicional es CONCEDERTE EL DERECHO DE NO AMARME y seguir amándote aun con ello. Amor Incondicional es CONTEMPLAR TU VUELO, AUNQUE TE ALEJE DE MI, AUNQUE TE ESTRELLES y abrirte mis brazos si vuelves herido, SIN JUICIO.
¿Y cómo se consigue todo esto?
Los que somos padres, incluso los que tenemos mascotas, sobre todo gatos, ya sabemos algo sobre Amor
Incondicional, aunque quizá no lo suficiente…
Amamos a nuestros hijos hagan lo que hagan, aunque nos enfademos con ellos, incluso en aquellos casos que se produce una separación definitiva, seguimos amándoles.
Aunque no aprobemos sus decisiones… difícilmente no les abriremos los brazos cuando lleguen heridos…
Aun así, debido a que nos falta una parte importante a descubrir sobre el Amor Incondicional, surgen conflictos, emitimos juicios, condicionamos las muestras de amor a su comportamiento.
En la mayoría de los casos se trata de un amor CASI INCONDICIONAL.
Con el tema de los gatos casi lo rozamos… y resulta curioso, porque suele afirmarse que las personas que prefieren a los gatos son más individualistas, menos generosos que quienes aman a los perros… Sin embargo el amor hacia un gato es infinitamente más incondicional que hacia un perro, porque por lo general, el gato no te da apenas nada a cambio, se limita a SER.
Y nosotros, sus dueños, respetamos su libre albedrío, sus idas y venidas, sus procesos y sus tiempos. Les amamos cuando pasan por encima de nuestro teclado, cuando nos bufan, cuando nos ronronean, cuando eligen nuestro regazo o cuando eligen cualquier otro… lea amamos siempre, INCONDICIONALMENTE.
Incluso aceptamos con agrado algún mordisquito…. pero NO LES PERMITIMOS HACERNOS DAÑO, sin perder por ello ni un ápice de nuestro amor incondicional.
Ahhhh, pero el OTRO…. EL OTRO ES OTRA PELÍCULA….
¿Por qué nos resulta casi imposible amar incondicionalmente al otro, a la pareja, al amigo, al jefe? Porque les miramos con los ojos del EGO, con los ojos de la SEPARACIÓN, de la dualidad TU/YO…
Y no podemos amar desde el Ego, es como si intentáramos oler una rosa con nuestros ojos… igual de absurdo. El Ego no entiende de amor porque vive en la dualidad, el ego entiende de me conviene VS no me conviene, se parece VS es diferente…
De hecho es la voz del EGO la que nos dice:
– No puedes amar a esa persona porque no piensa igual que tú, no puedes amar a esa persona porque no quiere comprometerse contigo, no puedes amar a aquel porque su sombra es feísima…
Si escuchamos la voz del Ego para Amar, jamás amaremos incondicionalmente.
¿Entonces, qué puedo hacer?
Empezar por amarte incondicionalmente a ti…. Uno no puede dar lo que no tiene, es así de simple…
Cuando SIN JUICIOS, NOS PERMITIMOS SER, respetamos nuestros procesos internos, nuestros aciertos y errores…
Cuando SIN JUICIOS aprendemos a mirarnos de frente y respetamos por igual NUESTRAS LUCES Y NUESTRAS SOMBRAS, cuando nos permitimos amarnos y amar a quién nos de la gana diga lo que diga nuestro ego, nuestros amigos, la sociedad…
Cuando nos damos derecho a volar, a estrellarnos, a tener nuestras propias creencias y valores… Entonces NOS AMAMOS INCONDICIONALMENTE, entonces somos totalmente capaces de AMAR A
CUALQUIERA INCONDICIONALMENTE
¿Y qué hay de la parte en la que decía que Amar incondicionalmente NO ES permitir que me dañes? Vamos con ello.
Amo a mi gato, pero no le permito que me ataque, no le permito que se afile las uñas en mi sofá, no le permito que arañe a mis invitados.
Amo a mi hijo, pero no le permito que me hable de forma descortés, no le permito que altere el orden de mi hogar como si fuera un elefante en una cacharrería…
Y de la misma manera amo incondicionalmente a quien yo decido, sin que eso signifique, en absoluto, que permita que me dañen.
Parece que el Ego sea nuestro mayor enemigo y no es así, sería como decir que nuestros ojos son malvados porque no nos permiten saber cómo huele una rosa.
El Ego, consciente de que vivimos en una sociedad Dual sólo sabe moverse en esos términos, de hecho, todo lo mide en términos de ES SEGURO VS ES PELIGROSO.
Así que tampoco anda muy desencaminado cuando nos dice que no podemos amar a quien nos daña, aunque lo acertado sería decir, NO PODEMOS PERMITIR QUE NOS DAÑEN.
Pero cuando alcanzamos el amor incondicional por nosotros mismos ya no es necesario escucharle, porque ya somos capaces de entender el auténtico lenguaje del Amor.
Cuando nos amamos de verdad, de forma automática, rechazamos en nuestra vida todo aquello que nos daña, aquello que no merecemos, SIN JUICIO.
Permitimos que cada cuál haga sus elecciones, de la misma manera que nosotros hacemos las nuestras, respetándonos y respetándoles.
Y entonces podremos tomar decisiones que no solo se basen en el Amor, podemos elegir convivir, comprometernos, compartir nuestras vidas con quien nos aporte, con quien se asemeje, con quien vuele a nuestro lado…
Pero Amar… amaremos sin condiciones, sin normas, sin juicios, sin dualidad…
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