Para interpretar correctamente una Carta Astral, el
Astrólogo debe valorar y determinar con detenimiento dos factores
importantísimos que aparecen en el mapa natal:
1. La fuerza, es decir, la calidad y cantidad de energía
con que cada uno de los planetas actúa en el mapa natal. Es lo que se llama
determinar el “estado celeste” de los planetas. Ello se realiza estudiando la
relación entre el planeta y el signo zodiacal en el cual está situado en el
momento del nacimiento. Hay signos zodiacales en los cuales un planeta es
fuerte, actúa con gran poder, se siente como en su propia casa, sin trabas ni
impedimentos, proyectando por ello en el
destino de la persona mucha más “luz” que “sombra”, es decir mucha más energía
positiva que negativa. Por otro lado, hay otros signos en los cuales los
planetas están tibios, ni fuertes ni débiles, proyectando por ello al mismo
tiempo luz y sombra. Finalmente, hay otros signos zodiacales en los cuales un
planeta se encuentra débil, es decir, se siente muy a disgusto e incómodo,
proyectando por ello más sombra que luz en el destino de la persona.
Una vez analizada esa relación planeta/signo zodiacal, se
pasa a analizar y estudiar las distancias que mantienen entre sí el conjunto de
planetas. Técnicamente estas distancias reciben el nombre de aspectos
planetarios, y son, simbólicamente, como una especie de manos que se tienden de
unos a otros, unas veces para ayudarse y colaborar fructíferamente, otras veces
para luchar entre sí antagónicamente con fiereza, intentando un planeta
frustrar o hacer fracasar lo que el otro promete o intenta realizar.
Hemos finalmente aquí de aclarar que los términos “luz y
sombra” arriba citados son utilizados para que entendamos que los planetas
siempre son ambivalentes o duales, y depende de su estado y fuerza celeste el
hecho de que proyecten en el tema natal o bien sus cualidades más positivas o
bien sus defectos más conflictivos. En términos más modernos se suelen
utilizar las palabras “fluida” o “tensa”, “armónica” o
“inarmónica”, para calificar las energías planetarias, dado que la división
entre bueno y malo es demasiado determinante y rígida en el lenguaje
astrológico y sobre todo puede dar lugar
a malentendidos.
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