Es el objetivo universal del corazón.
Todas las personas anhelan lo mismo. Y la realidad es que, en muchos casos,
tenemos posibilidades de conseguir esta meta haciendo sencillos cambios en
nuestra vida. Es cierto que existen situaciones de mucho sufrimiento en donde
es más difícil experimentar esta alegría interior. Sin embargo, por fortuna, la
vida tiene muchos momentos bonitos y agradables.
Para ser feliz, tenemos que
cambiar el chip, aprender que en realidad la corriente del materialismo nos
aleja de esa aparente felicidad interior. Por la sencilla razón de que las
carencias emocionales son de otro tipo. Ser una persona feliz con menos cosas
parte de la premisa de empezar a dar más valor a bienes emocionales y
existenciales que son realmente determinantes en relación con la ilusión de
estar aquí y ahora.
Pero, además, también debemos relajarnos, no caer en la
trampa continua de analizar una situación en términos racionales sino aprender
a comprender el presente en la perspectiva del corazón. Para ser una persona
feliz intenta simplificar tu vida, relativizar lo intrascendente y agarrarte
a lo importante. Y lo importante es que el tiempo pasa lo suficientemente
rápido como para no tomarte los días como un juego.
Para ser una persona feliz de verdad intenta fomentar la ley
del desapego de lugares, cosas e incluso, personas. El desapego no significa no
querer a los demás, sino asumir que nadie puede llenar tus vacíos internos.
Esta libertad interior significa no poner en los demás sufrimientos personales
propios.
Para ser una persona feliz descubre aquello que te apasiona.
No importa la edad que tengas. Y busca nuevas formas de explorar posibilidades
de desarrollo profesional. Actualmente, Internet ha abierto puertas infinitas.
Si buscas en YouTube, por ejemplo, podrás encontrar profesores de todo tipo de
temáticas ya que este es un buen canal para compartir contenido.
La creatividad no solo puede desarrollarse en el contexto de
la literatura, la escritura o el arte. La creatividad es un mecanismo de
defensa para activar la imaginación y la creatividad de elevar tu vida a la
categoría de una joya existencial. Puedes crear un mundo a tu medida a través
de la capacidad de soñar despierto.
Para ser una persona feliz no te preguntes con tanta
frecuencia por qué sino el para qué. Es decir, lucha por vivir conectado al
sentido de las cosas desde el ámbito de la finalidad. Recuerda la sabiduría del mensaje de El
Principito: “Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó.
Rechazar todos tus sueños porque uno no se cumplió”. Intenta recordar este
mensaje con más frecuencia como una idea de inspiración que te ayuda a
visualizar la realidad de las decepciones como heridas que no son excusas para
dar la espalda a todo lo bonito de la vida. Disfruta de los pequeños placeres.
Esta es una de las fórmulas de felicidad más sencillas.
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