Mucho se habla actualmente sobre las personas tóxicas, de
hecho, esta palabra se ha convertido en el mensaje comodín. Es una especie de
término que se utiliza de forma sencilla para hacer referencia a cualquier situación
incómoda que vivimos en las relaciones con los demás. El término está tan de
moda que corremos el riesgo de curar cualquier frustración buscando
responsabilidades fuera, es decir, culpando a ese supuesto amigo tóxico de
cualquier cosa.
En realidad, lo que existen son personas con carácter
desagradable, personas que allí donde van tienen muchas posibilidades de
repetir un comportamiento repetido. Es decir, tal vez en algún momento has
sufrido un disgusto importante por una situación negativa, sin embargo, no has
tenido presente que esa persona vive hechos muy similares en otros ámbitos.
Las personas tóxicas te enseñan una forma de comportamiento
que no es ejemplar. Existe un síntoma muy significativo para identificar este
tipo de comportamiento. Son personas que confunden la sinceridad con la mala
educación. Es decir, amparados en esa especie de honestidad, te dicen lo que
piensan sin medir el impacto que esas palabras pueden producir en tu vida. Y,
sin embargo, tú sientes que te ha hecho mucho daño. El principal síntoma de una
persona tóxica es la falta de empatía, la baja capacidad para ponerse en el
lugar del otro de un modo realista.
Mientras que una persona empática consigue hacerte sentir
que tu historia es importante, por el contrario, una persona tóxica produce el
efecto contrario. Reacciona con ira, estrés, enfado y frustración ante las
situaciones más anecdóticas. Es posible que notes especialmente el carácter
tóxico de una persona si has hablado de sentimientos ya que son personas con
las que es mejor no mostrar vulnerabilidad. Por ejemplo, tal vez hayas contado
algo en confianza y luego lo utilice en tu contra.
Es muy posible que también identifiques a una persona tóxica;
por el aprendizaje que a ti te ofrece a nivel externo, observar comportamientos
que no te gustaría tener a ti en la práctica. Hay una línea muy fina que separa
el rechazo hacia una persona de la compasión por ser así. Y las personas
tóxicas producen esta compasión al ser víctimas de su carácter, es decir,
produce cierta lástima que no se den cuenta de cómo haciendo pequeños cambios
podrían mejorar la felicidad en su vida personal.
Otro síntoma habitual de una persona tóxica es que no hace
relaciones permanentes de amistad, está constantemente empezando de cero. Sin
embargo, sus amistades no perduran ni se consolidan. Puede pasar de tener mucha
confianza con alguien a quien acaba de conocer, a marcar una distancia total
con esa persona. Las personas tóxicas suelen tomar muchas decisiones marcadas
por la subjetividad de su propia forma de ver el mundo. Y esta mirada de la
realidad suele estar marcada por el extremo del blanco y el negro.
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