Hoy ponemos el punto de atención en describir cuáles son los rasgos característicos del trastorno narcisista de la personalidad puesto que esto puede ayudarnos a identificar si nosotros mismos tenemos tendencia a estas actitudes de búsqueda constante de admiración por parte de los demás o por el contrario observamos que alguien de nuestro entorno está en este punto.
Este tipo de personalidad es aquella en la que el protagonista se posiciona en un rol de superioridad respecto a los demás ya que prioriza sus propias necesidades frente al otro. Busca la admiración constante pero no se enfoca en las necesidades que puedan tener los demás.
Uno de sus principales objetivos en la vida es buscar el éxito de un modo obsesivo. Una forma de éxito que no está tan relacionado con el deseo de felicidad sino con el brillo social, la apariencia y el estatus social. Es decir, es una forma de felicidad más vista como un escaparate de proyección de la propia imagen frente a los otros.
Este tipo de personalidad narcisista también está marcada por el sufrimiento crónico ante las posibles críticas negativas que recibe el protagonista por parte del entorno. Críticas que en muchos casos pueden estar relacionadas con comportamientos egocéntricos que producen mucho sufrimiento a los demás ya que los familiares y amigos también pueden terminar agotados por esas actitudes vanidosas que son un síntoma de egoísmo.
Este tipo de personalidad narcisista también puede influir en el tipo de relaciones personales que el protagonista establece con los demás. Por ejemplo, es relativamente habitual que este tipo de personalidad establezca relaciones utilitaristas con los demás, buscando el beneficio propio. Y además, generalmente, una persona que necesita ser admirada de un modo ilimitado también establece lazos con personas inseguras porque pueden ser más fácil manipulables en la convivencia directa.
Esta búsqueda constante de admiración por parte de los otros muestra un vacío interior que evidencia una baja autoestima. Por tanto, las carencias están en la base de esa aparente seguridad en uno mismo. Es decir, se trata de un tipo de personalidad que produce mucho sufrimiento a quien lo padece.
Ya que de un modo muy habitual, la persona tiende a experimentar celos y envidia hacia otros. Por ejemplo, tiene dificultades para alegrarse por lo bueno que ocurre a otros ante ese deseo tan eterno de sobresalir frente a los demás. El narcisista sufre porque busca el imposible de buscar la aprobación externa por unanimidad. Nadie puede caer bien a todo el mundo. Nadie puede agradar a todas las personas de modo universal. Es un peso infinito que termina por aplastar a quien se marca esta meta tan inhumana.
El narcisista tiene que aprender a admirar a los demás, a escuchar para aprender, a poner en valor al otro como un bien fundamental a nivel social. De lo contrario, al igual que en el mito de Narciso, la persona termina ahogada en su propia ignorancia emocional.
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