Nadie nos ha enseñado que es el amor sino más bien todo lo contrario. Todas esas creencias o mitos populares, a cual más absurdo, que circulan por ahí con relación al amor nos han condicionado terriblemente y aunque no seamos conscientes de ello nos influyen de manera muy negativa.
Muchos de nosotros confundimos querer con amar y aunque los dos términos suenen parecidos no tienen nada que ver. Querer es un acto egoísta, se quiere desde el ego. Cuando queremos lo hacemos desde la carencia y la necesidad esperando algo a cambio y cuando amamos, sin embargo, lo hacemos desde un estado de plenitud; se ama desde la Esencia y de manera incondicional.
El amor verdadero nada tiene que ver con la pareja, con el enamoramiento, con la pasión o con el deseo. No es el amor de las canciones románticas, ni el que vemos en las películas o en los cuentos.
El amor verdadero es un estado del ser que no está condicionado a nada ni a nadie.
Como bien define Astiko: “El amor no es una emoción que te agita para bien y para mal que te sube a las alturas y luego te baja en picado a las tinieblas, que te llena de ilusión o desilusión. El amor es la esencia, profundamente silenciosa y eterna, que lo acoge todo.”
Cuando llegamos a este mundo éramos amor (y lo seguimos siendo) estábamos plenamente conectados, pero algo pasó. Irrumpimos bruscamente en este plano y eso nos asustó. Creímos que estábamos solos, nos sentimos indefensos y pensamos que teníamos que luchar por sobrevivir. La confusión se apoderó de nosotros.
La luz se volvió oscuridad y nos sentimos perdidos. Al nacer nos desconectamos de la fuente. Como la fuente es amor y nosotros nos sentimos separados de ella (gracias a nuestro ego) experimentamos un vacío enorme y nos vimos abocados a buscar fuera ese amor que creímos haber perdido…
Crecimos heridos emocionalmente y nos convertimos en mendigos sin saber que éramos ricos. Esa búsqueda incansable de amor que tanto nos desgasta nunca dará sus frutos, nunca nadie nos va a dar ese amor que tanto anhelamos y andamos buscando desesperadamente… Ese amor solo lo sentiremos de nuevo cuando seamos capaces de volver a conectar con nuestra esencia.
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