La Terapia Neural y la Odontología Neurofocal integran un sistema médico complejo verdaderamente holístico desde hace casi 90 años. Gran parte de su popularidad a nivel mundial y en Sudamérica últimamente, se debe a sus resultados terapéuticos excelentes en pacientes que sufren dolor agudo y un amplísimo espectro de patologías crónico-degenerativas; con eficacia, rapidez y bajo costo.
Pero más aún a que su rango de éxitos abarque no sólo enfermos con dolor persistente o crónico, también los diagnosticados con muchas de las principales enfermedades que actualmente eluden la capacidad curativa de la medicina tecnológica.
La Terapia Neural (T.N.), a través de su práctica y de los resultados obtenidos ha puesto en evidencia, como ha ocurrido con otras manifestaciones de la ciencia, que la racionalidad y los paradigmas que sustentan la ciencia ortodoxa son insuficientes y deben de ser ampliados, ya que en ellos no tienen cabida los fenómenos cambiantes, ni los comportamientos no lineales, impredecibles e irregulares aunque deterministas, que son propios del devenir de los seres vivos, cuya característica es el cambio constante, con intercambio continuo de materia, información y energía con su medio ambiente; esto es que son termodinámicamente abiertos, con capacidad de autopoyésis que les permite procesos de auto-eco-organización. (ver imagen)
Resulta irónico que en una sociedad cada vez más neuróticamente obsesionada por el imperativo de la seguridad, la protección sea la generadora del riesgo del cual pretende defender. La ínfima iatrogenia de la Terapia Neural ciertamente es otro factor clave en su creciente difusión entre una población de médicos, odontólogos, veterinarios y el resto de trabajadores de la salud cada vez más frustrada y desencantada al constatar que gran parte de la actual epidemia de iatrogenia responde a los efectos letales de una intervención médica “correctamente” fundamentada.
Sin embargo, la Terapia Neural debe su notoriedad mucho más que a todo esto, a las enseñanzas inspiradoras y al trabajo incansable de nuestro amigo y maestro colombiano, el Dr. Julio César Payán de la Roche. Indisputablemente, él elevó la Terapia Neural a una racionalidad médica con identidad propia al ampliar su fundamento teórico con avances provenientes de áreas como la filosofía, las matemáticas, la física, la teoría del caos, la física cuántica, la termodinámica y la cibernética. Además generó una transformación del concepto habitual de salud y enfermedad, haciendo una relectura de la enfermedad como un proceso emergente donde no importa el diagnóstico, sino la integralidad del enfermo manifestada en un proceso patológico del organismo frente a una discordancia que intenta controlar. La enfermedad considerada como un proceso dinámico y vital.
Es más, gracias al Dr. Payán, hoy la Medicina Neuralterapéutica comienza a consolidarse como un sistema médico complejo, no sólo ingresando al ámbito académico en varios países tanto latinoamericanos como europeos. También por cumplir con la profética misión que él le atribuyó al definirla como una verdadera “anomalía”: es “ortodoxa” en su praxis, pero holística, alternativa, ecológica y sistémica en su pensamiento. Al describir su carácter transdisciplinario, Julio convirtió a la Terapia Neural en una genuina práctica de transformación de la "ciencia normal" en ciencia "revolucionaria", facilitadora de la emergencia de nuevos paradigmas en el campo científico y de nuevas estrategias de acción en el campo de la práctica social.
El carácter de la crisis no está solamente en la explosión, en la aparición del desorden, en la incertidumbre; está también en la perturbación o el bloqueo sufrido por la organización, está en la desregulación que provoca en el sistema. Y cuanto más profunda es la crisis, más hay que buscar el nudo de la crisis en algún lugar profundo y oculto en el corazón del dispositivo de regulación.
Al valorar aquello que nuestros cuerpos “dicen” prescindiendo de los lentes de un microscopio y de los lentes de una teoría, la Terapia Neural nos permite jugar con “la ventaja de nuestras agujas”, y mirar de cerca qué es la vida… a la luz de los ojos de la propia vida. Te doy la bienvenida a una Terapia Neural (T.N.) con significado, propósito y valor, a una forma de ejercer la medicina que hace la diferencia…
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