Es importante que empecemos a concebir la felicidad como un modo de vida y como un camino, no como una meta que debamos alcanzar para lograr la dicha. Vivimos en una constante búsqueda de nuestra felicidad. Esa que tan lejana nos parece siempre, cuya meta semeja inalcanzable. ¿No será una mentira que nos contamos para no ser hoy felices?
Quizás te resulte absurdo, tal vez no sepas cómo afrontar esta nueva visión sobre la felicidad. Pero, ¿cómo sabemos que ya somos felices? ¿Cómo nos damos cuenta de que hemos llegado al final? Esto jamás ocurre. Ser felices no es una meta, es una forma de vivir.
La felicidad no está en lo que poseemos
Tener muchas posesiones, tener pocas… Al final, muchas personas acaban cediendo al inmenso bienestar que produce comprar nuevas adquisiciones. Para muchos, es lo más cercano que pueden calificar como “felicidad”. Una sensación positiva que, lamentablemente, no dura mucho. La cantidad de objetos que tengas a tu alrededor no te hará sentir mejor . Algunos se refugian en esto, sin embargo lo que consiguen es culpabilizarse después. Lo material es solo eso. Cosas a las que le damos un valor, pero que en realidad no nos llenan por entero. Intentar cubrir lo que nos falta con esto, nos aleja más de la tan ansiada alegría eterna. Tal vez esto ocurra así porque, como bien dicen por ahí, la felicidad no se puede comprar con dinero.
La felicidad no es una meta
Consideramos que todo lo que hacemos en nuestra vida tiene como objetivo conseguir ser felices. No obstante… ¿Qué hacemos para lograr esto?
- Tener un buen trabajo: Sacar buenas notas en el colegio y llegar a trabajar en una gran empresa con un buen sueldo es algo que muchos necesitarían para poder ser felices.
- Encontrar a tu “media naranja”: Un buen empleo no lo es todo si fracasas en tus relaciones amorosas. Por eso, encontrar a esa persona que te complemente es una condición indispensable.
- Formar tu propia familia: Ahora que ya lo tienes todo, es necesario que pienses en tu descendencia. Los hijos darán sentido a tu vida.
- Disfrutar de tu jubilación rodeado de nietos: Ya has trabajado mucho, te mereces disfrutar. Viaja, juega con tus nietos y disfruta de tu pareja, esa con la que has compartido miles de momentos.
¿Te suena todo esto? ¿En verdad crees que seguir este patrón de comportamiento te dará la felicidad? No todo el mundo quiere tener hijos. También, hay personas que no desean andar en búsqueda y captura de esa pareja perfecta para ellos. Este modelo de lo que es la felicidad causa verdaderos estragos. Hijos no deseados, dependencia emocional, frustración laboral…
La felicidad no sabe de clichés
Es el momento de que te olvides de todo ese que hasta ahora habías creído que eran los pasos que había que seguir para lograr la verdadera felicidad. Tu vida no es igual que la de tus padres, ni la de tus hermanos, ni la de tus amigos… Cada uno debe buscar lo que le hace sentirse bien, independientemente de los clichés. Es más… ¿Por qué crees que no eres feliz ahora? Obcecados por encontrar esa felicidad tan ansiada, no nos damos cuenta de que esta se encuentra en nuestro día a día, pero no la disfrutamos porque no la vemos. Ese momento en el que conseguiste tu primer proyecto, el gran día en el que te atreviste a intentarlo (¡y funcionó!), ese encuentro con tu amigo de la infancia, la mirada de orgullo de tu madre, lo dichoso que te sientes cada día…
La felicidad es equilibrio
Cuando nos referimos a la felicidad no estamos hablando de un estado de ánimo, aunque así se defina. Más bien, estamos aludiendo a esos momentos de nuestra vida llenos de bienestar. Las emociones fluctúan. No siempre podrás estar feliz, pues somos humanos y los estímulos que hay a nuestro alrededor nos hacen sentir a veces tristeza, alegría, melancolía, dicha… sin embargo, independientemente de tus emociones, hoy puedes estar en el mejor momento de tu vida, ese que denominarías “felicidad”. Una etapa donde el bienestar predomina en todas las áreas de tu vida: trabajo, ocio, relaciones, etc.
¿Te sientes tranquilo? ¿Cómodo? ¿Dichoso? Entonces, simplemente disfruta. Ahí está tu felicidad.
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