Existe una paradoja habitual en el amor. Amar a alguien que no te corresponde. Es decir, despedir una historia porque te estás implicando con alguien que no te corresponde del mismo modo. Dejar de amar a quien no te corresponde significa un acto de amor propio. Es decir, esa persona es libre de no quererte, sin embargo, también tú eres libre de cuidarte y aceptar las cosas tal y como son. Por tanto, vive tu propia vida. Esto es lo más importante.
Para dejar de amar a quien no te corresponde, lo más importante, es que hayas interiorizado la conveniencia de este hecho desde el punto de vista racional. La razón tiene mucho que decir cuando se trata de encauzar el corazón hacia la dirección del olvido. Es decir, es esencial que hayas racionalizado el hecho de saber que esa persona no te conviene, no te hace bien. Por la sencilla razón de que amar y recibir indiferencia a cambio daña la autoestima.
Películas para corazones rotos
En una situación de este tipo, es posible que tu inconsciente te haga ver únicamente historias de amor feliz en el cine, en canciones de música… Sin embargo, en cine puedes encontrar buenas películas que reflejan la tristeza del corazón roto pero la esperanza que existe en el hecho de pasar página. La película “La boda de mi mejor amigo” protagonizada por Julia Roberts es un claro ejemplo de ello.
También puede gustarte la cinta “500 días juntos” una película que narra la historia de un chico que cree en el amor eterno, mientras que la chica no cree en la predestinación romántica. El cine se torna pedagógico cuando conectas con una historia que describe un estado de ánimo que tú estás viviendo.
Llora todo lo que necesites. Nadie dijo que fuese fácil olvidar a alguien. Sin embargo, querer sí es poder en este caso. Por ejemplo, deja de potenciar los encuentros casuales con esa persona, deja de acudir a un lugar por el simple hecho de saber que él/ella estará allí. Deja de buscar cualquier excusa para contactarle. No importa que sea su cumpleaños. No le felicites. Tú sigue con tu historia y con tu vida.
No te victimices
Olvidar no significa que nunca más volverás a recordar a esa persona. Significa que tengas la capacidad de acordarte pero sin echarle de menos. Es decir, sin que altere tu vida y tus emociones. Llora todo lo que necesites para desahogarte y aceptar lo duro de decir adiós. Sin embargo, una vez que hayas asimilado que esto es lo mejor para ti, estarás en el camino de avanzar en la dirección deseada del presente.
Intenta no victimizarte. Es normal que te duela pero no eres víctima de nada. Incluso aunque hayan jugado con tus sentimientos, puedes aprender de lo vivido. Gracias a esta historia, tienes mayor sabiduría para saber qué te conviene en el presente y en el futuro porque amar es aprender.
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