Obsérvate en diferentes situaciones. Alguien te insulta. ¿Qué te sucede? ¿Cómo reaccionas? Tienes que prestar más atención a tus reacciones que al insulto. El insulto es problema del otro; tus reacciones son tu problema. ¿Te encolerizas? ¿Puedes escuchar lo que tiene que decirte en silencio, sin responder, porque eso es lo correcto? Primero escuchas lo que dice; quizá tenga razón.
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